lunes, 30 de diciembre de 2013

¿Propósitos para el año nuevo? Momentos...





Hace ya mucho que no escribo, bueno, mentira, nunca he dejado de escribir, simplemente he dejado de publicar y es que cuando lees y relees una y otra vez lo que has escrito, a veces te das cuentas que es una completa estupidez, y que nadie a parte de ti misma entendería semejando desvarío mental que has llegado a plasmar en un documento Word. En fin, cosas que nos pasan a todos supongo. Pero estamos ya finalizando el año, un año que todos habremos vivido de nuestra propia forma singular, alocada, o como lo queramos llamar. Un año lleno de aventuras que dejamos atrás para prepararnos para las que están por llegar.
Yo soy una mente positiva, solo me quedo con los bueno, lo demás ya no me interesa, ni a mi, ni al disco duro de mi cerebro que preferimos  rellenar el espacio con recuerdos fantásticos, nuevos sueños y expectativas futuras. ¿Con qué me quedo del 2013? Con muchísimas cosas, un año fascinante, lleno de aventuras, progresos, amistades, amor, sonrisas, risas…un año como los que me gustan a mi, que no tengas que mirar atrás pensando en “y si….” . Claro que hay cosas que ahora  haría diferentes, pero eso es la vida, aprender de errores, tropezarte una y otra vez con la misma piedra hasta que al fin uno de esos golpes es suficientemente fuerte para reorganizar  las neuronas de tu cerebro para que decidan cambiar de actitud. ¿Propuestas para el 2014? Más bien pocas. No quiero planear nada, las mejores aventuras son las que no se planean. Tampoco quiero ser de esas personas que se prometen a sí mismas y al mundo entero cosas que probablemente no van a cumplir. ¿Qué iba a poner en mi lista? Que a partir del 2014 me levantaré todos los días puntualmente para no tener que ir corriendo a la ducha, confundir la laca con el desodorante, el jabón con la pasta de diente, el azúcar con la sal ; Que nunca más voy a dejar que mi pobre coche (Se llama Fernandito Alonso por cierto) llegue a tal punto de reserva que tenga que rogarle al destino que me aguante los últimos 100m hasta la próxima gasolinera; Que voy a pasarme a la alimentación sana y procurar tener siempre la nevera llena; Que voy a moderar la cafeína que entra en mi cuerpo (hasta a mí me da risa jaja)…podría seguir, si cosas no me faltarían, pero ¿A quién intentaría engañar? Supongo que va conmigo, vivir al límite. ¿Viviría mejor con una vida más organizada? Claro que si ¿Por qué no lo hago entonces? Pues porque como ya he dicho antes, tropiezo,  tropiezo y vuelvo a tropezar  y a veces a las neuronas les cuesta reaccionar, o quizás lo hagan por pura diversión, quién sabe. Claro está que será muy difícil cambiar, ¿mejorar? Ese si puede ser un propósito para el año nuevo. Siempre se puede mejorar, en todos los sentidos, y es algo que nunca debamos de dejar de hacer. Mejorar con la familia, con los amigos, en el trabajo, el amor, con la sociedad... y sobre todo, mejorar con nosotros mismos.

Estas son las fechas de fiestas, familia, amigos y por ello quiero hacer mención especial a una entrada que he leído esta mañana y que me parece muy acertada para estas fechas. Como siempre “Café Desvelado” me enamora con sus publicaciones. En su última publicación nos recomiendan que en vez de regalos, pidamos momentos:

Pide reencuentros y cafés con personas que ya empezabas a echar de menos. Pide una tarde inesperada, con un par de copas de vino, la mejor compañía y Sinatra sonando de fondo con Have Yourself A Merry Little Christmas. Pide encontrar a alguien que te haga querer ser mejor persona(...)”

“Pide momento peli-sofá-manta-chimenea para las tardes de frío invernal. Pide dibujar sonrisas a la gente que vive otro tipo de postal navideña… Hombres invisibles que necesitan una dosis de humanidad y caridad más que nunca. Pide por ti, porque también te lo mereces y para que por lo menos uno, de los mil deseos que tienes, se haga realidad (…)”

Y es que esta claro que no hay mejor regalo que unos momentos inolvidables. Así que les deseo a todos una felices fiestas, un próspero año nuevo y un millón de momentos para recordar.


                                                                     Feliz 2014



*Citas del Blog "Café desvelado"

domingo, 17 de noviembre de 2013

Un Lunes como cualquier otro...




El sonido del despertador de los lunes  es cruel, inhumano, parece como más chillón de lo habitual, más dramático, no sé cómo explicarlo, pero para simplificarlo más “toca huevos”. Nuestro subconsciente se despierta antes que nosotros, sabe que algo terrible está a punto de suceder, ya está preparado para el primer susto del día, no como nosotros, que sobresaltamos con legañas entre los ojos buscando el mv entre las sabanas, cojines, mantas y saber dónde anda,  para poner el “vuelve a sonar en 10 minutos”.  Esos 10 minutos más, a pesar de siempre creer lo contrario, son los que nos convierten en zombis vivientes a las 7:10 de la mañana. Nuestro cerebro lo sabe, nosotros lo sabemos, pero nuestra vaguitis aguda de los lunes por la mañana parece no haberse enterado aún.  
  Mi cerebro a esas horas aún no es capaz de reaccionar, más bien lo hacen mis pies, que son tan amables de llevarme tambaleando en modo zombie  después del segundo “vuelve a sonar en 10 minutos” hasta el baño, para darme el segundo shock de la mañana. Nadie tiene buena cara a esa hora, yo no soy ni capaz de reconocer ese que dice ser mi reflejo en el espejo, pero después de un buen remojo en agua fría ya vuelvo a sentirme medianamente como eso a lo que llaman persona.  Luego mis pies continúan su rutina tambaleándome por mi casa hasta llegar al punto clave, al más importante de la mañana: Mi cafetera. La mía en especial se llama Lola, no sé porque la verdad, simplemente es así.  La aprecio mucho, no sabría que hacer sin ella, gracias a ella mis mañanas se convierten en mañanas y puedo empezar a sentirme persona sobre las 7:30. Mi radio del 97, que no tiene cd, ni siquiera casette, pero una antena que parece de la NASA, a esa hora va en busca de alguna sintonía que consiga darle ritmo y alegría a mi mañana y a mi momento ducha fría (la causante del último shock de la mañana).  
 Llegado este momento ya me olvido de los shocks de la mañana y me lo empiezo a tomar con filosofía. El zombie que veía en el espejo desaparece hasta la mañana siguiente, mis neuronas empiezan a reaccionar, el café empieza a correr por mis venas y mis pies en vez de tambalearse por la casa ya lo hacen a bailando al ritmo de algún song de los 90. Es entonces cuando me intento convencer a mi misma de que los lunes tampoco son tan malos. Son el principio de una nueva semana llena de aventuras que podemos organizar de tal manera  que llegué a ser  excepcional  y,  que tras ella,  volverá otra vez nuestro querido fin de semana.  

                          Mente positiva, un buen café y a empezar la semana bailando.
                                                                  Feliz Lunes!